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TIEMPO INCOMPLETO

JULIÁN VALLE

El tejido del mundo

 

Así lo leo en el Libro del desasosiego (fragmento 340): “No creo en el paisaje”. Fernando Pessoa no cree, como Henri-Frédéric Amiel, que “el paisaje es un estado del alma” (…) Tanto para Pessoa como para Amiel, y desde posiciones diferentes, ese mundo extenso que es el paisaje parece ser sólo pretexto literario, unos elementos con los que se juega para componer una reflexión, en la que el objetivo siempre será uno y siempre él mismo: el autor. (…) La representación del paisaje, como la construcción del templo primigenio, o el primer refugio, convierten lo extenso en algo abarcable. Vence el miedo a no poder abarcarlo todo con la mirada, con el viaje, con la vida. Ordenar algo de alguna manera, encontrar correspondencias entre nuestro ser, o nuestro cuerpo como microcosmos con ese macrocosmos extenso e inabarcable de lo sublime. Ésta podría ser la función original de todo simbolismo.

J.V.

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Julián Valle. Concavidades

 

La conversación con Julián empieza antes de nos sentemos en el CAREX. Incluso antes de las especulaciones que ha ido compartiendo por correo en estos meses. Este diálogo interrumpido comienza en la exposición de A Ua Crag y en las entrevistas que entonces hicimos a todos sus miembros. Me cuesta poco ponerme en situación. Todo el proyecto tiene para mí algo de yacimiento. Rescato el catálogo y releo la conversación de 2005. Asusta la perseverancia, la coherencia. Aunque entonces se trataba de comentar obras realizadas más de diez años antes, creo que esas reflexiones se actualizan ahora con un nuevo sentido. En cualquier caso, cuando, como en su indagación, se trata de anular o estirar el tiempo, de habitar el limbo, el propio tiempo deja de ser importante. Nadie mejor que el mismo Julián, su escritura y la cuidada selección de sus referencias, para poner palabras a esta búsqueda caracterizada por darle cuerpo a una mística sin dios. Traduzco aquí otra referencia, la de Pierre Callois en sus Pierres: “Entre la fijeza de la piedra y la efervescencia mental se establece una especie de corriente donde encuentro, por un momento, memorable ciertamente, sabiduría y consuelo. Por un instante, vería el germen posible de una especie de mística inédita y paradójica”.

 

De entre los fragmentos de texto que me envía rescato esta frase “Sigo haciendo cuevas (interior) y vistas del exterior...”. Mucho de la pieza que trabaja para este proyecto tiene que ver con la arquitecturapaisaje de oquedades, que le obsesiona desde hace años. Entre la pintura y la escultura Julián trabaja los eremitorios (refugio, santuario, tumba) y los paisajes (carne, piel y huesos). La figura humana desaparece, porque es ella misma paisaje. Formas reversibles, antropomórficas y mineralizadas a un tiempo, que confunden al que las mira apelando a la imaginación, pero realizadas desde una descripción minuciosa, casi científica, de lo que está a la vista. La escala, reproduciendo la cita de una referencia que me envía más tarde, permite al artista trabajar en la materia de la ilusión.

 

Me pregunto si la etiqueta “tiempo incompleto”, que he elegido antes de ver el proyecto terminado, tiene algún sentido en relación al mismo. Repaso las notas que tomé en la reunión de enero y veo que he escrito: “Algo incompleto. Pieza que falta”. La concavidad hace hablar a lo que estuvo: roca, ojo, carcoma, sesos, río.

 

Mientras tanto, a nosotros, nos va faltando el tiempo. O.F.L.

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